Del 11 en adelante
La ciudadanía no es deporte de espectadores, por eso escribo. Estamos en la cancha sí o sí y la nuestra es este país que amamos con inconformidad porque lo sabemos capaz de ser mejor. A fines de 2024 escribí en este espacio, discúlpeseme recordarlo, que ese año en que tuvimos abierta la ventana constitucional para un cambio, terminaba con una sensación de calle ciega. Sabiendo lo que pasó, no sabíamos lo que pasaría, pero “Lo que sí sabemos es que del sábado 11 de enero en adelante el país y su vida seguirán exigiéndonos soluciones”. Y así ha sido.
El 10 de enero adquirió un carácter simbólico, así lo quisieron la oposición mayoritaria y el partido en el poder. Ciertamente marcó una frontera constitucional y no es ese un tema menor. Sin embargo, propongo que intentemos comprenderlo desde el punto de vista político. Para aquella, empezó siendo una prórroga ante la imposibilidad fáctica patentizada en julio y se convirtió en símbolo-promesa que para muchos fue esperanza y hoy puede ser frustración, otra más. En el gobierno también se le confirió rango el simbólico de su capacidad para imponerse y permanecer.
Aunque, como se sabe, no soy imparcial ni pretendo serlo. Me doy cuenta de la previsible guerra de........
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