Con la serenidad necesaria
Serenidad en medio de la tormenta, dice un sabio aserto más recomendado que practicado. La serenidad no es fácil, al menos para mí que como venezolano de este tiempo debo vivir consumiendo cotidianas dosis de incertidumbre. Transversal a nuestra existencia es lo que Garavini llama “el monotema”, con independencia de si usted es como la mayoría de quienes queremos que la cosa cambie o si es de la minoría convencida de que salvo ciertos ajustes, básicamente en los demás, lo mejor es que siga como está. En las chiquiticas, todo o casi todo lo vemos por el lente del juego trancado de nuestro conflicto político. Y el conflicto no es un espejismo, pero la vida es mucho más que eso.
No es que sea exactamente un discípulo de Zenón en el estoicismo, su racionalidad fundada en la relación causa-efecto, la tolerancia y el autocontrol bases de la sabiduría que lleva a la vida buena, pero una porción de serenidad nos haría mucho bien, para comprender las tormentas del entorno y poder defendernos, présteme Vallejo-Nájera su título, del “concierto para instrumentos desafinados” de las redes sociales y su multitud de habitantes (e intereses) globales.
Como cuestión previa, aunque no debería ser necesario dada mi ya larga vida, advierto que como demócrata creo en el derecho como........
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