Soliloquios de café: ¿Tiempos difíciles?
El general Douglas MacArthur (1880-1964) fue una figura destacada en los acontecimientos durante y después de la Segunda Guerra Mundial. A principios de 1942, al frente de las fuerzas estadounidenses, superadas en número, en Filipinas, el general MacArthur rezaba esta oración por su hijo Arthur.
Cito:
“Construye para mí un hijo, oh Señor, que sea lo suficientemente fuerte para saber cuándo es débil y lo suficientemente valiente para enfrentarse a sí mismo cuando tenga miedo; uno que sea orgulloso e inflexible en la derrota honesta, y humilde y gentil en la victoria.
Construye para mí un hijo cuyo hueso de la esperanza no esté donde debería estar su columna vertebral; un hijo que te conozca a Ti y que conózcase a sí mismo es la piedra fundamental del conocimiento.
Guíalo, te ruego, no por el camino de la facilidad y la comodidad, sino bajo el estrés y el acicate de las dificultades y los desafíos. Que aprenda aquí a resistir la tormenta; que aprenda aquí a tener compasión por quienes fracasan.
Edifícame un hijo cuyo corazón sea limpio, cuya meta sea elevada; un hijo que se domine a sí mismo antes de intentar dominar a otros hombres; uno que aprenda a reír, pero que nunca olvide cómo llorar; uno que busque el futuro, pero que nunca olvide el pasado.
Y después de que todo esto le sea suyo, añádele, te ruego, suficiente sentido del humor, para que siempre sea serio, pero nunca........





















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