Donald Trump, Venezuela y los intereses de gran potencia
Donald Trump es la encarnación del pragmatismo político derivado de su condición de exitoso empresario alejado de los cuentos de camino para ir al grano de los negocios. Gente motivada siempre por la ley de la máxima ganancia capitalista.
En consecuencia, es de los que practica la concepción de la política como arte de lo posible al igual que la máxima maquiavélica de que el fin justifica los medios. Por ende, es alguien capaz de bailar con el Diablo para salir del infierno. De allí la simpatía por líderes autocráticos como lo sostiene Fernando Cult.
A esa visión del hombre y la sociedad se adhiere Trump. Si en alguien se juntan los conceptos y hechos más crudos de la política es en su persona. Es el que dejó solos a sus aliados los kurdos, en 2019 en Siria, a merced entonces de la criminal dictadura de Bashar Hafez al-Asad y sus protectores rusos.
Históricamente el liderazgo político estadounidense se ha caracterizado por su sentido práctico sin teoricismos. Son la supremacía del más vivo pragmatismo al momento de decidir rupturas o pactos con el enemigo.
No se creen con la verdad absoluta en materia de modelos sociopolíticos, ni tampoco pretende imponerlos y mucho menos pierden su........
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