Si yo fuera Senador, Parte I
Hace unas tres décadas conocí en mi pueblo al político más inteligente de la comarca. Lo ayudaba un poco su apariencia física, pero mucho más sus habilidades blandas. No era un avión, pero volaba sin gasolina: liderazgo, inteligencia emocional, pensamiento estratégico, creatividad y comunicación efectiva. No era profesional en nada, pero ganaba más que un doctor y su felicidad desbordaba los límites terrenales. En una parranda de amigos lideraba la reunión, recogía para el whisky sin aportar un peso, brindaba y bailaba, y al final terminaba alegre y con dinero en el bolsillo. Todos partían borrachos de felicidad.
Esta historia........
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