¡Adiós, carro’e mula!
Barranquilla los ha despedido, ojalá para siempre. Se le ha puesto punto final a una página antigua y extensa en una ciudad en la que, hasta el pasado 16 de enero, era legal el uso de caballos y burros para poner en circulación carros artesanales conducidos por el ser humano. Con la prohibición oficial de los vehículos de tracción animal (VTA) en la Arenosa, se desdibujan las clásicas e injustas escenas donde animales inocentes —tristemente concebidos como “de carga”— eran sometidos a extenuantes y brutales jornadas de trabajo, recorriendo de arriba abajo esta ciudad de sol agresivo, arriando el peso enorme de haber nacido en un mundo que aún no termina de comprender........
© El Heraldo
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