Educar en la esperanza
Estoy aquí en mi estudio, rodeado de libros abiertos, páginas subrayadas, fichas bibliográficas y hojas con notas escritas a mano. La pantalla del computador espera que la llene de frases que den sentido, porque estoy escribiendo un libro sobre la esperanza. Y, en medio de este ejercicio de reflexión, surge una certeza: necesitamos aprender a educar en la esperanza.
No entiendo la esperanza como un optimismo ingenuo o una actitud de evasión ante las dificultades. No se trata de cerrar los ojos ante la realidad y repetir frases vacías de ánimo, sino de construir una mirada que nos permita confiar en el futuro sin perder el compromiso con el presente. Esta........
© El Heraldo
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