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Entre Semana Santa, aranceles y otras excentricidades cotidianas

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La noción del sacrificio como virtud es una de esas ideas romantizadas y célebremente tóxicas que la humanidad ha tenido el infortunio de inventar. Â¡Sacrificio! La palabra favorita del poderoso: Desde los púlpitos, el Despacho Oval y hasta los grandes corporativos. Un mantra vacío que sirve para justificar la explotación, la sumisión y, en última instancia, mermar a quien sea. El Estado, la religión, el capital, la patria… todos exigen lo mismo: ¡Sacrifíquense! Pero ¿quién gana realmente? Los generales no mueren en las trincheras, los obispos no renuncian a sus palacios, los CEOs no trabajan por una canasta básica. El sacrificio es un impuesto que siempre pagan los de abajo, nunca es al revés.

El sacrificio no es........

© El Heraldo de México