Armandillo Pillo
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El país cada semana se levanta estupefacto con el proceder personal y “profesional” (político) del actual ministro del Interior, Armando Benedetti. Benedetti, día tras día, comete un hecho que podría constituirse en delito, o al menos, un hecho que raya con la ética, los escrúpulos y el recto proceder. Es como si lo gobernara la maldad, la desfachatez, la ironía y la perversidad.
Eso le ha ocurrido durante muchos años al camaleón Benedetti, no es en realidad nada nuevo. Lo que hoy ocurre, sin embargo, es más notorio, pues el poder que hoy ostenta por cuenta de su cercanía con Petro y los altísimos cargos en que éste lo ha designado, hacen todo no solo más escandaloso sino más grave.
A Benedetti, Petro lo ha puesto a cambiar de pupitre más que de calzoncillos. En menos de tres años, el presidente ha encontrado en Benedetti el comodín para toda clase de altos y diversos cargos, al punto que lo ha nombrado dependiendo no solo de la coyuntura........
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