La octava papeleta
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La constituyente de Petro no va a ocurrir, y precisamente por eso hay que hablar de ella.
En efecto, lo que se discute no es una Asamblea, sino una idea fija: la obsesión con el pueblo como origen de toda legitimidad, como si el pueblo fuera un sujeto concreto, activo, deliberante. Como si el pueblo hablara.
Petro necesita que “el pueblo” diga que quiere una nueva Constitución. Pero no puede preguntárselo. No hay manera de hacerlo, no hay ley que lo permita, no hay organismo electoral que lo registre, no hay mecanismos legítimos para que la mayoría se exprese o para que sea........
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