Entre los países del mundo hay diferencias conceptuales profundas sobre el uso de la fuerza armada. No dependen de su postura ideológica pues tanto sistemas totalitarios de izquierda, como Cuba, o democráticos como Suiza, consideran soldados a todos sus ciudadanos. Otros pocos como Costa Rica han renunciado a tener un ejército. Hay posturas para todos los gustos, pero en general dependen de su contexto histórico; no es lo mismo Israel rodeado de enemigos que Nueva Zelanda aislada en el Pacífico profundo. En medio de tanta variedad resulta curiosa la posición restrictiva de Colombia frente al uso de la fuerza. Está limitada de manera general por la Constitución, posición reforzada por decretos reglamentarios y reiteradas sentencias de la Corte Constitucional donde se sostiene que el uso de la fuerza es exclusivo del Estado, excepcional y ha de ser proporcional a la amenaza, a pesar de lo cual hemos vivido por años en en medio de la violencia dándole ventaja a los agresores. Es un interesante caso de estudio porque refleja una discrepancia entre la realidad y las buenas intenciones. Mientras los bandidos tienen acceso ilimitado a toda clase........

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