Pbro. Diego Augusto Arcila Vélez

A comienzo de abril del presente año, el concejal Miguel Ángel Rave de Dosquebradas, advertía en el recinto del concejo que “existían unas 10 casas de Pique en su región”, que tenía información “delicada” y “comprobable”. Las autoridades entre ellas el alcalde Jiménez desestimó las denuncias, y desde eso no han parado en el municipio industrial y en Pereira los asesinatos y hallazgos criminales sin contadero. ¿Qué pasa en estas dos ciudades? ¿Por qué las autoridades no han hecho lo suficiente para detener este horror? Se dice que es un ajuste de cuentas entre los poseedores de los expendios de drogas ilícitas que se encuentran a lo largo y ancho de dichas poblaciones.

Pereira ha registrado un alarmante incremento del 108% en homicidios en comparación con la misma fecha del año pasado. Según datos de Medicina Legal hasta abril, ya se han reportado 74 hombres y 7 mujeres asesinados, sin contar los casos ocurridos en Dosquebradas. La situación ha sido escandalosa, tanto así que el presidente de la República, Gustavo Petro, calificó a Pereira como la tercera ciudad más insegura del país. ¿Qué sucede señores mandatarios de Pereira y Dosquebradas? ¿Seguirán por redes sociales diciendo que tienen el control? Es cierto que se ha hecho, pero falta más contundencia.

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