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¡No! El pobre no es pobre porque quiere

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11.08.2025

A veces nos preguntamos por qué las personas que reciben subsidios no los usan de mejor manera, por qué lo malgastan en lugar de montar un negocio, ahorrarlo o invertirlo. Desde afuera, puede parecer sentido común. Pero cuando nos acercamos, la historia es mucho más compleja.

En contextos de pobreza, el problema no es solo tener menos ingresos o acceso a servicios. Es también vivir con la mente ocupada, todo el tiempo. Cada día hay que decidir entre pagar las deudas o comprar comida, entre llevar al niño al médico o ahorrar para el bus del día siguiente. Las decisiones no paran, y son todas urgentes. Y lo urgente se come todo el espacio mental.

A eso se le llama secuestro cognitivo: cuando la cabeza está tan llena de preocupaciones que no queda energía ni atención para nada más. La escasez de dinero, de tiempo, de estabilidad, nos roba capacidad de concentración, de memoria, de autocontrol. Y no importa qué tan inteligente o motivada sea una persona: si su mente está atrapada en el estrés de sobrevivir, es muy difícil que pueda rendir o aprovechar las oportunidades que se le........

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