¿Inviertes o reaccionas? El rol de las emociones en tus decisiones financieras
Invertir es un juego de emociones. Todos los que hemos invertido en algún momento hemos perdido dinero, y la sensación es devastadora. Perder nos duele. Así lo demostraron Kahneman y Tversky en su Teoría de la Prospectiva, donde evidenciaron que el dolor de la pérdida pesa aproximadamente el doble que la alegría de una ganancia de igual valor.
Los mercados suelen medirse con un indicador de sentimiento que oscila entre el miedo extremo y la codicia extrema, y aunque estas dos son las emociones más intensas en el mundo de las finanzas, también podemos sentir ira, entusiasmo, ansiedad.
El miedo, en dosis adecuadas, puede ser un gran aliado. Nos ayuda a analizar mejor las alternativas de inversión y a perfeccionar nuestra estrategia. Sin embargo, cuando es excesivo, nos paraliza y nos impide aprovechar oportunidades.
La codicia, es quizás la emoción más peligrosa en los mercados. No solo genera un apetito desmedido por el riesgo, sino que también puede nublar nuestro juicio y llevarnos a prácticas temerarias y poco éticas.
Cuando nos está yendo bien,........
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