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TRISTE COLOFÓN. Cuento Territorial

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13.10.2025

Cuando el derecho procesal se pone al servicio del poder y avasalla la verdad material, las libertades de los pueblos se convierten en mera ficción, porque sus pobladores pierden inexorablemente sus libertades. Hoy, la Inteligencia Artificial no es aliada de la justicia sino verdugo de la dignidad humana y del Estado Social de Derecho. Surge enhiesto el poder del antiguo secretario, antes guardian del orden, hoy convertido en programador deliberado de la injusticia de Jueces y Magistrados que sepultan bajo un manto digital llamado algoritmo, el debido procso, la presunción de inocencia, el derecho a la defensa y la decencia social, que al parecer es inexistente, ante este recurrente designio de arbitrariedad jurídica.

El país enfrenta un caos doctrinal y jurisdiccional disfrazado de normalidad, y quienes la administran se alían con “abogados de confianza” en una danza macabra de impunidad. Los operadores judiciales, encubiertos tras bandas virtuales de ceguera voluntaria y arbitraria, aplican normas con la ecuanimidad de un cíclope perdido en el laberinto de la corrupción y la ignorancia deliberada. Todo está dicho y decidido, contrariando con bajeza la verdad sustancial.

No valieron súplicas, recusaciones, nulidades expuestas con finura y dedicación, para hacer que los operadores judiciales reflexionaran a fin de darle sentido al derecho, como garantía de justicia universal consensuada, aceptada, respetada y equilibrada mediante pactos sociales. Se acusa sin pruebas, se acepta sin lógica y se condena sin justicia, usando como pretexto supuestos contratos inexistentes y un derecho procesal torcido, que sacrifica la inocencia en aras de la conveniencia. La seguridad social, derecho fundamental, es vilmente escamoteada con argumentos absurdos e inconstitucionales, mientras los jueces disciplinarios justifican el abuso con falacia maliciosa.

Los daños irremediables pululan como alimañas depredadoras del erguido, devastando a todo aquel que se atreva a denunciarlo. El ofendido o victima será flagelado hasta el extremo de ser lapidado, dicho en sentido figurado.

Los operadores judiciales en una terrible alianza con los mal denominados “abogados de confianza” se alían para comprometer a la justicia, aprovechándose de su ceguera temporal, en algunos permanente; sus ojos se cubren con la banda de la impunidad ignominiosa. La venda no es imparcialidad y justicia sino un algoritmo desobligante, despiadado e inquisidor.

Se concentra la discusión o........

© El Diario