Aunque ha corrido mucha agua bajo el puente en estos tres años de gobierno, y Petro ha drenado la energía de muchos de nosotros, obviamente columnistas de opinión de todos los medios incluidos; debemos ser conscientes de que sigue siendo tan errático el comportamiento del primer mandatario que resulta casi imposible no opinar, de nuevo, y sin que cumplan a la postre ningún propósito estas opiniones, sobre algunos temas que resultarían exóticos en otras latitudes, pero que en Colombia son un desafío a todo.

La designación del pastor Saade (pastor con p minúscula adrede) como jefe de gabinete es una provocación exagerada de Petro hacia el país en su conjunto. Eso es, literalmente, poner a un pirómano a cuidar un depósito de combustible.

Las declaraciones del personaje han sido de un talante que cualquier calificativo con el ánimo de designar con desprecio sus declaraciones sería insuficiente. Las declaraciones y sus actitudes han sido las de un gamberro, por decir lo menos.

Esta designación es una acción más de aquellas de Gustavo Petro que pareciera que nos invita, a los no petristas (Por fortuna ya más del 60% de los colombianos… según las encuestas), a despreciarlo, a denigrarlo… a preocuparnos porque esas provocaciones puedan sugerirnos el epitome de un deseo anticonstitucional.

Lo increíble del tema es que esas provocaciones de Petro lucen cada vez más como un deseo de él mismo para que alguien no le deje terminar su mandato. Muchos de nosotros preocupados porque desee quedarse y saltarse la constitución y Petro empeñado, empecinado, en casi que gritar que no desea terminar su mandato constitucional de cuatro años.

Es........

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