¿Del ahogado el sombrero?
Julián Cárdenas Correa
Le escuché a un analista político hace un par de meses señalar que Colombia era un país tan capaz, tan excepcional, que funciona sin presidente. Y el comentario iba en el sentido de la cada vez más obvia realidad respecto a que efectivamente Gustavo Petro no ha hecho nada que esté a la altura, desde la entrega y la responsabilidad que demanda el ejercicio de una dignidad como la Presidencia de la República.
Ahora sí podemos manifestar que hay un alto nivel de hartazgo con tanto escándalo, que son de todo tipo: de corrupción, complicidad con la delincuencia, ineficiencia, vagancia, vicios y el largo etcétera que todos conocemos ampliamente.
No es menester volver y volver sobre lo mismo. Exponer al gobierno ya está de sobra.
¿Qué está haciendo entonces que el país siga funcionando, atropelladamente, pero que efectivamente siga su marcha?
La evidencia es irrefutable: Lo primero es que cada colombiano decente, que somos millones, que somos mayoría, seguimos levantándonos día a día a seguir nuestras vidas con decencia, con decoro, con entrega, con esfuerzo. La mayoría de los colombianos sólo queremos seguir progresando y ver cómo nuestro circulo inmediato de familias, amigos, empleados, socios, colegas, vecinos, y en general nuestro entorno, nuestro territorio más cercano, avanza en la medida de nuestras capacidades, de sus capacidades.
La mayoría de colombianos somos solidarios y no estamos haciendo cálculos delincuenciales o de odio.
La mayoría de todos nosotros no nos levantamos cada mañana pensando en que robar, o qué parte del erario saquear. Tampoco nos despertamos con la intensión de hacer daño a........
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