Si antes por incertidumbre en campos concretos, el desánimo giraba por no saber qué hacer y esperar en el trasunto nacional, ahora sí que resulta un camino resbaloso que es urgente atravesar para llegar a circunstancias seguras, es decir, menos inciertas y peligrosas con el propósito de superar la avalancha de infortunios que moldea el transcurrir de la Nación. Independiente de crisis presupuestales, fiscales y desaciertos administrativos se junta la arremetida de incontables violentos en territorios donde ya no brilla la soberanía en la majestad de la ley, con un terror desplegado en muertes, confrontaciones, desplazamientos y poderío mayor al que dice representar la institucionalidad, pero con el agravante de quedar en cuarto oscuro la ayuda exterior para librar semejante disparidad de los facinerosos del “juego coca” a los que se les cubre la fantasmal excusa de la Paz Total en condición de ventaja alternativa.

Existe un refranero que aconseja “no tocarle la cola al perro” y así evitar gruñidos o mordidas graves. Petro al........

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