Soltando a Barrabás
Fabian Henao Ocampo
Empieza a crecer la profunda indignación de los ciudadanos del eje cafetero. No es para menos. La noticia de los atroces crímenes presuntamente cometidos por el pastor José Ramírez contra su propia hijastra de 13 años (abuso sexual, cautiverio e intento de asesinato) ha sacudido la tranquilidad de los ciudadanos. Sin embargo, lo que agrava aún más la herida es la vergonzosa defensa que algunos feligreses y allegados del acusado que ahora quieren excusarlo diciendo que “el pastor” fue víctima de una supuesta posesión demoníaca, que es inocente, que le pusieron una trampa y están pidiendo su pronta liberación
¿Cómo es posible que, ante la brutalidad de los hechos, se recurra a una explicación tan simple y ofensiva para la justicia. La imagen de una niña huyendo despavorida, con una soga al cuello, clamando por ayuda tras ser víctima de la persona que debía protegerla, es demasiado real, demasiado palpable, como para ser borrada con argumentos sobrenaturales. Su testimonio desgarrador ante los vecinos que la auxiliaron pintó un panorama de terror inimaginable.
La fe, en su esencia más pura, debe ser un faro de moralidad y compasión. No puede ni debe convertirse en un escudo para proteger a quienes cometen actos de barbarie. Invocar al diablo como chivo expiatorio es una forma de cobarde de evadir la responsabilidad humana, de negar la capacidad de elección y........
© El Diario
