Mi Pereira vieja -IV-
A medida que transcurren los años las ciudades van cambiando y muchos de los que fueron sus íconos van desapareciendo. La Pereira de hoy es muy diferente a la que disfrutábamos en la mitad del siglo XX. Eran diferentes sus sonidos, sus olores, las aglomeraciones y las expresiones citadinas. Empezaré recordando los gritos matinales que servían de reloj despertador: voceadores de periódicos que desde las 5:30 de la mañana ofrecían a gritos el Tiempo, el Espectador y el Diario, un poco más tarde los domicilios con canastas que ofrecían buñuelos y pandebonos y los lecheros que pasaban por cada casa, primero con sus grandes cantinas de aluminio de las que extraían el líquido perlático con grandes cucharones para verterlos en los recipientes que las amas de casa les ofrecían y después, al modernizarse la oferta, en botellas de vidrio que las empresas lecheras El Cedral y La Perla ofrecían tapadas con un cartón a presión en el que se adhería la grasa y la........
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