Comfamiliar es de todos.
Empleadores y Empleados.
No de una camarilla de amigotes.
Además, Comfamiliar como cualquier Empresa, reclama ya renovación en su Consejo Directivo.
No hay razón para que allí permanezcan e intenten perpetuarse, personajes que llevan entre 20 y 30 años ejerciendo esa dignidad.
Ese fenómeno envejece, enferma y hasta corrompe a una institución.
Y genera unos falsos derechos de pertenencia en los consejeros que no tienen.
Y se van rodeando de privilegios y amarradijos que riñen con la independencia de poderes.
La batalla campal que dieron en Comfamiliar, su Consejo Directivo y su director saliente Luís Fernando Acosta fue toda una vergüenza.
Una exhibición de arrogancia y abusos de poder en una entidad que no es de Ellos.
Acosta pagó con su cabeza.
Terminó su contrato, y el Consejo Directivo negó su renovación.
Eligió con calificada votación al profesional Lucas Arbeláez Cifuentes.
Pero eso no para allí.
Ahora nos toca a todos los empresarios, afrontar la elección del nuevo Consejo Directivo de Comfamiliar.
La entidad y el buen gobierno, claman por una renovación.
Y todos esos dinosaurios que están desde muchos años allí, apurados, consiguiendo poderes para quedarse.
Tiene que haber algo muy grande detrás de esas dignidades para que se “maten”, por ellas.
Vi en un video a mi amigo y destacado industrial Luis Arango, planteando la importancia de asistir a la Asamblea de Comfamiliar, de votar........

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