La mentira y el engaño
Los tres años que han transcurrido de este Gobierno han sido largos y tortuosos. Decir que desde el primer día se propuso desinstitucionalizar el país, no sería exacto.
Con la paciencia propia de quien sabe para dónde va, Petro, desde el comienzo de su vida pública, larga por cierto, fue armando su derrotero impregnado de resentimiento y odio. Ayudado por su palabra fácil, más no clara, supo aprovecharse del sistema democrático para escalar dentro de él hasta obtener el control del Poder Ejecutivo, y así tratar de derrumbarlo desde adentro mismo.
Ya como árbitro del partido, busca imponer sus propias reglas, desconociendo la normatividad sobre la que se parapetó para obtener el poder. Su gran aliado es la mentira y el engaño. En un país reconocido por sus altos índices de desigualdad social y económica, con una distribución muy desigual de la riqueza y el acceso a oportunidades, que nos sitúa entre los países del mundo con mayor disparidad, este mitómano se ha sabido vender como un mesías que ha venido a redimirnos.
Apoyado en la corrupción de décadas de nuestra clase política, que lastimosamente ha permeado los gobiernos desde el Frente Nacional, formador de civilidad pero tolerante con el poco respeto por lo público, su mensaje de unidad y de lucha frontal contra la corrupción no fue más que un enunciado populista, pues, este Gobierno, apunta a ser el más corrupto en la historia del país.
Y a diferencia de lo sucedido en el gobierno del elefante, en el que el usufructuario adujo que lo sucedido fue a sus espaldas, aquí la corrupción probada de sus funcionarios ha estado orquestada desde la propia Casa de Nariño. Bástenos mencionar tan solo uno de tantos latrocinios del “Gobierno del Cambio”, el escándalo de........
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