Señores y vasallos del siglo XXI
La premeditada e incuestionable pompa imperial con que Donald Trump ha asumido su segunda presidencia, remedando a una coronación real, aspira a anunciar la inauguración de una época impensada y arrasadora para el mundo entero.
La ráfaga de decretos ejecutivos, escupidos desde su residencia de Mar a Lago, proyectan la sombra de una estrategia dirigida, tanto a trastocar los límites y cimientos de la constitución estadounidense, como a implantar un orden unipolar absoluto que barra de una sola vez, cualquier voz o veleidad que lo contradiga.
La ambiciosa agenda incluye comprar Groenlandia -por las buenas o por las malas-, sacralizar el exterminio palestino “adquiriendo” Gaza, “recuperar” el canal de Panamá, como parte del retorno a la época de América para los norteamericanos, bajo el supuesto de que quienes habitamos el continente, pero no somos estadounidenses, sencillamente no somos ni merecemos ser americanos.
De cualquier modo, poco importa nuestra opinión, porque como lo ha dejado establecido Donald (el presidente, no el pato), no nos necesitan, lo que se demostraría con la deportación de millones que, en una aplastante mayoría, nacieron en estas tierras nuestras.
La ejecución, en lo interno, del Proyecto 2025 de la fundación........
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