Cara a cara
El estado etílico que el poder omnímodo le provoca a Evo Morales parece insuperable. La resaca aún le dura después de llevar las riendas del país por largos 14 años. El caudillo de Orinoca lleva sin cura su obsesiva fijación presidencial. Por eso acaba de manifestar que no abandonará la “batalla” para ser candidato y, con una buena dosis de demagogia, afirma que la suya es “una........
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