Una reflexión después de 35 años
Estudié economía en los noventa, cuando mi profesión era famosa por su carácter tecnócrata. En Latinoamérica y en el país prevalecían dos visiones: una que celebraba las reformas por su éxito en estabilizar la economía, mientras la otra las criticaba por los costos sociales del ajuste.
Ambas perspectivas me acompañaron durante mis estudios en la Universidad Tomás Frías de Potosí. Allí disfruté del rigor académico de la economía ortodoxa, pero también aprendí del enfoque alternativo, del socialismo.
Cuando continué mi formación en la Universidad Católica de Chile, reforcé mi lado tecnocrático, aunque con importantes matices.
Allí, al análisis teórico se sumó un componente aplicado basado en la revisión exhaustiva y analítica de experiencias históricas y el uso riguroso de métodos estadísticos. Además, descubrí que este enfoque no se limitaba a países y mercados, sino que también abarcaba los problemas sociales. La economía no era ajena a estas problemáticas; proponía metodologías........
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