Para que la gasolina barata sea menos cara
En Bolivia, llenar el tanque sigue siendo barato comparado con otros países, pero ¿a qué costo? Detrás de cada litro subsidiado hay una factura que pagamos todos: hospitales sin insumos, escuelas sin recursos y carreteras deterioradas. Solo en 2023, los subsidios a los combustibles drenaron en torno al 5% del PIB, una cifra alarmante que asfixia las finanzas públicas y estrangula los recursos externos.
El problema no es solo económico, sino también social. Esta política, que supuestamente protege a la población, en realidad profundiza la desigualdad. Los hogares de mayores ingresos consumen más combustible y, por ende, reciben un mayor beneficio. En otras palabras, el Estado gasta miles de millones en un sistema que favorece a quienes menos lo necesitan.
La historia demuestra que revertir esta política no es tarea sencilla. El intento fallido de 2010 dejó una lección clara: no se puede desmontar el subsidio de la noche a la mañana sin generar riesgos de un estallido social. Un incremento........
© El Deber
