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El reino de la locura

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04.04.2025

Cuando se anuncian elecciones generales, la gente se preocupa por buscar el candidato que le gusta. A veces, como es hoy, ya no se trata de gusto o simpatía, sino del candidato que puede salvarla de la debacle, dada la pésima situación por la que atravesamos. Sin embargo, en Bolivia existen solo dos opciones en estos tiempos: compostura o desorden. A los primeros se los llama derechistas y los otros se denominan, ellos mismos, izquierdistas. No son uno ni lo otro: unos se pierden en la intención del buen gobierno ordenado y los otros son pura chamuchina populista. Es a estos últimos, a los del MAS y sus derivados, a quienes hay que sacar del poder a cualquier costo, para que no acaben con el país. De lo contrario todo esfuerzo sería vano.

Habíamos afirmado que desconfiábamos de las encuestas y que no nos referiríamos a estas estadísticas que a veces resultan tan peligrosas como jugar a la ruleta. Pese a todo, sin candidatos reales aún, por lo tanto, sin debates del máximo nivel, ¿cómo se puede saber quién es mejor o peor? ¿Cómo saber qué piensa el ciudadano para emitir su voto? Porque los postulantes solo hacen declaraciones a la prensa, palabras facilonas, repetitivas, que llegan al hastío de tanto verlos y oírlos. Se presentan sin un anuncio político que provoque impacto y curiosidad entre el público votante. Más tarde, lo harán con música en vivo o con amplificadores, bailes típicos o reguetón, cohetes, bocinazos, sanguches de chola, chorizos, y cerveza paceña. ¿Y los debates? ¿Para cuándo?

¿Por qué pienso que vamos a vivir en el “reino de la........

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