Derrota y suicidio
Sin poder aportar nada que sea muy claro a lo largo de esta Semana Santa, en lo que hace a la política nacional, cada vez más enredada y sinuosa, cuando los candidatos están atravesando a cien metros de altura, equilibrándose en medio de ráfagas de viento, sobre un cable de acero y cuando abajo solo hay rocas, he preferido recordar los 80 años del suicidio de Hitler.
Y no lo hago porque algunos de nuestros precandidatos o candidatos se parecieran a ese demonio tudesco que conmocionó al mundo. Sujetos de ese calibre no hemos tenido, gracias a Dios. Por nuestros pagos, a lo largo de la historia, lo que han existido ha sido matones, pero no genocidas.
Mucho hablamos los bolivianos de genocidio, pero eso está dirigido a acusar a gobiernos contrarios, porque el genocidio jamás ha existido en Bolivia. Nunca se ha pretendido eliminar a una de nuestras treinta y tantas naciones que ha establecido la actual Constitución, ni tampoco dar fin con la nación camba, la quechua o la aimara. Genocidio no es Chaparina ni La Calancha ni el........
© El Deber
