La impaciencia encuestadora
El Proceso de Cambio pensó un Estado diferente, imaginó que el tiempo de las inclusiones sociales y los reconocimientos históricos habían llegado. Quienes estaban por fuera de la correcta representación política debían ser entonces, a partir de aquel momento, actores y no espectadores condenados a la servidumbre política (entiéndase servidumbre como el hecho no ser tomado en cuenta para la construcción de la agenda país y las decisiones por venir), una especie degradada de la ciudadanía que los había transformado en bolivianos, pero sin la cualidad necesaria e imprescindible de valer como ciudadanos. El proceso avanzó, con aciertos y errores, con contradicciones y carencias, pero plasmó una nueva sociedad sobre la base del reconocimiento de la otredad “molesta”.
El Proceso de Cambio tuvo un recorrer fragoso y repleto de peligros, los privilegios resistían y las frivolidades dañaban la rebeldía postergada. Se asumieron decisiones y aún se quieren evitar consecuencias, pero de todo, descuidaron que lo transformador tiene también sus espacios para quienes son restauradores, que en las revoluciones están parapetados los de enfrente, los de la otra orilla, esos que militan en la acera brumosa y difusa de la contra-revolución.
El regresionismo contra-revolucionario de lo social retarda las posibilidades de la convivencia pacífica de las sociedades. En........
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