¿Te puedo llamar? O el fin de la conversación
Nadie – de acuerdo con el nuevo protocolo social – llama de manera directa a una persona. Por más amigo o pariente que éste sea. No. No puedes hacer eso porque estás siendo agresivo, maleducado y, hasta, incluso, intruso, molesto y desubicado. ¿Pero, por qué? ¿Desde cuándo llamar a una persona está mal visto? ¿Cómo es que hemos llegado a esta situación de pedir permiso por todo y para todo? De creer que todos estamos de cabeza en una reunión sesuda o con el tiempo tan constreñido que no tenemos tiempo para atender una simple llamada. Pero eso sí. Tiempo para chatear o para escrolear hay de sobra. Pero para atender una llamada, no. Eso sí que no.
Varios estudios de telefónicas de Europa reafirman el hallazgo psicológico de que los jóvenes experimentan ansiedad o mucho estrés, cuando alguien los llama. O peor aún: cuando se ven obligados a llamar.
Y este mal fenómeno o distorsión de comunicación interpersonal aparece cuando hemos dejado de lado los grandes beneficios de hablar con otra persona. De hecho, la neurociencia defiende los beneficios de hablar por teléfono, al escuchar la voz de un amigo o de una persona allegada; no sólo es muy saludable, sino, además, te llena de endorfinas. De hecho, escuchar una voz amiga crea........
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