¿Aprendió algo la oposición en 20 años?
Diversos autores, estudios y análisis consultados sobre la materia, son coincidentes en afirmar que el funcionamiento y la calidad de la democracia no se entienden sin la presencia activa y pública de las fuerzas de oposición. Que democracia y oposición constituyen un binomio inseparable. También consideran que una oposición democrática que se precie de seria, honesta y transparente, deja de lado la superficialidad y no confunde con su ineptitud ni con sus incongruencias. Otra certera definición señala que la buena oposición no es aquella que busca entorpecer, ponerle palos a la rueda ni frenar, sino es la que procura imprimir transparencia en su labor, además de proponer alternativas edificantes y aportar crítica constructiva. Su importancia radica en que si hay una buena oposición, la garantía de la legalidad está asegurada.
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