El registro infinito, a propósito del Reinfo
(A la veinteañera promoción 2004 de la Facultad de Derecho de la UCSM)
Lo peor del complejísimo impase minero que ha estallado con violencia mortal en el Perú de nuestros días, sobre todo a propósito de la nueva ampliación del plazo para formalizarse en el Reinfo, es la creencia, tan tercamente arraigada en el Perú, que el Estado es la solución y no el problema. Y que la ancestralidad, la informalidad y la ilegalidad minera son cosas diferentes cuando, como en este caso, no solo andan bien juntas y revueltas sino que entre ellas hay una relación de género a especie (toda ilegalidad minera es informalidad) y que si se pudiera distinguirlas en la práctica sería posible formalizarlas con un Estado eficiente y un gobierno inteligente y honrado.
En otra palabras, que el problema del contrabando, del narcotráfico, del asesinato, de la trata de personas, del robo, de la extorsión, de la desoladora deforestación, de la corrupción, de la horripilante contaminación ambiental (el inerradicable mercurio envenena y mata lentamente a la población aledaña y la que está más allá, una vez que se asienta en los profundos cauces de los ríos selváticos) de la salvaje violencia general, es la informalidad minera… con o sin violencia. ¿O acaso sólo hay informalidad minera? ¿No es informal el setenta por ciento de la economía peruana, por ejemplo? Es uno de los factores que impide que se desarrolle una verdadera economía de libre competencia, sin intervencionismo estatal, es decir, una economía de mercado, una economía capitalista, una economía moderna.
La causa de la informalidad no está en la voluntad de los desincentivados informales (ellos son sus víctimas) sino en el Estado-gobierno (en éste y todos los gobiernos, antes y después del excepcional gobierno de Valentín Paniagua) elefantiásico, ineficiente, ineficaz, hiper burocrático, ignorante, corrupto y pre moderno. Sin embargo, todos los actores, expertos, especialistas u “opinólogos” (como los llamaba el resentido Ollanta Humala, en cuyo gobierno empezó la infinita formalización de la pequeña minería) han repetido, casi en coro, que hay que separar el grano de la paja, o sea los informales de los ancestrales y a éstos de los ilegales.
¿Pero quiénes o cuáles son los mineros ancestrales? ¿Cuáles son sus rasgos particulares? ¿Cuáles son las diferencias con los mineros informales no ancestrales? ¿Y cómo distinguir a estos de los ilegales cuando ocupan terrenos de concesionarios auríferos, sin contrato, y todos están igualmente inscritos en el Reinfo, alguno de ellos más de 70 veces? Y esa diferenciación no solo es imposible -salvo para el profeta Moisés, o el mago Merlín- sino cuasi irrelevante si tenemos en cuenta que de los miles de mineros inscritos en el Reinfo, solo el dos por ciento ha continuado con los trámites de formalización.
Lo reconocen hasta los representantes del Minem, además de representantes de Perú Libre y Renovación -los novísimos enemigos íntimos que se han aconchabado para prolongar hasta........
© El Búho
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