Las casas no son baños públicos
En un domingo reciente, cuando me dirigía a casa de mi vecina Milagros, con el ánimo de degustar el café que muchas veces comparte conmigo, volví a encontrarme con el desagradable espectáculo que ya se ha convertido en práctica más que común: un hombre orinando descaradamente ante la vista de todos.
Cuando se lo comenté a Milagros, mi amiga me dijo: eso ocurre a cualquier hora y cada vez con más desvergüenza.
Sí. Al menos en Caimito ya se ha convertido en práctica común este descaro, del cual he dejado constancia escrita más de una vez; pero, desde esa última escritura hasta el presente, ha alcanzado ribetes verdaderamente preocupantes.
Hace apenas........
© El Artemiseño
