Vale, sirve, ama y vivirás
¡Vivo! A pesar de los tres disparos que le derribaron de su caballo Baconao, en el pecho, en el cuello y en un muslo.
¡Grande! Porque a los nueve años, tras la vivencia desgarradora de la esclavitud, al pie del esclavo colgado a un árbol del monte, juró lavar con su sangre el crimen, y se consagró a la lucha contra ese horror.
¡Vivo! A contrapelo del envenenamiento que sufrió en Tampa, en 1892, a manos de dos hombres de origen cubano.
¡Grande! Porque, en lugar de permitir represalia alguna, les habló durante dos horas y salieron llorando; incluso uno de ellos........
© El Artemiseño
