Amor sin instrucciones
Ellos no tuvieron nueve meses para enamorarse. Tuvieron que conformarse con la espera paciente antes de sentirlo, llevarlos encima, alimentarlos con cuidado.
Para ellas, el momento del parto es la ocasión de conocer, por fin, el rostro de un ser ya íntimo y no tan desconocido después de todo. Nueve meses de latidos compartidos, de secretos susurrados, de una conexión primordial.
Ellos, de pronto, deberán amar a un ser completamente extraño en un acto verdadero de amor sin instrucciones. Será un salto de fe al vacío, una entrega incondicional a un nuevo ser.
Pero papá rápidamente será sostén y........
© El Artemiseño
