Homenaje íntimo a Vargas Llosa: entre la furia juvenil y la melancolía del tiempo
Por: Adonis Tupac Ramírez
Hay libros que no se leen, se habitan. Que no se terminan, sino que nos terminan. Así me ocurrió con La ciudad y los perros a mis trece años, cuando todavía no sabía muy bien qué era la literatura, pero presentía que algo poderoso se ocultaba entre las páginas de ciertos libros. Vargas Llosa llegó a mí como una premonición, cursaba octavo grado en el colegio Salesiano y su lectura fue una recomendación de mi profesor de Español, Argemiro Sánchez (QEPD), quien fue un mentor literario y del teatro. El lenguaje afilado, el ritmo denso, la violencia que no era gratuita sino existencial, y ese universo cerrado y sofocante del Colegio Militar Leoncio Prado, me conmovieron. Yo era un adolescente que, como muchos, desconfiaba del........
© Diario del Huila
