El excéntrico y caritativo Misionero Juan Carlos Guazzotti, en La Puerta, 1975 / Por Oswaldo Manrique
Son pocos, los curas que han llegado como párrocos a La Puerta, que han causado impresión perdurable, porque se dedicaron a aportar, contribuir, traer y ayudar, para transformar y mejorar a esta comunidad, y no, exclusivamente, para llevar.
Al concluir su gestión el padre Mario Castillejo Muelas, que estuvo al frente de esta Parroquia Eclesiástica desde 1963, es designado para sustituirlo como Párroco un sacerdote italiano, de nombre Juan Carlos, quien se ganó el aprecio y el cariño de la comunidad. Bien recordado para la mayoría porque era un cura caritativo, preocupado -como pocos-, por los pobres, vinculado a la búsqueda de soluciones a los problemas sociales, con propuestas y con hechos, pero, para otros, fue muy controversial en lo religioso y sus costumbres. Era el padre Juan Carlos o Giancarlo Guazzotti Alexandri, misionero de la Congregación de La Consolata.
Señala una de las publicaciones de esta Congregación, que, (Revista Vida Nuestra. N° 02-21. Mayo 2021); esto, nos refresca la memoria.
Llegó este Padre Juan Carlos a La Puerta, en un momento de definiciones para este conglomerado misionero en Latinoamérica. Esto lo explican en dicha publicación, los Misioneros de La Consolata, (Ídem); qué cosas, quienes habían realizado una extraordinaria labor misionera cristiana en África, se les dificultaba su inserción en Latinoamérica.
Según el Dr. Jorge Méndez, este Párroco Misionero, era un hombre joven, alto, contextura delgada y fuerte, en la mañana atravesaba la Plaza Bolívar, e iba donde el poeta “Guayanés” Ángel González Rivas, a comprar la prensa y artículos domésticos. Allí, entraba en la tertulia de los jodedores del pueblo, que se reunían desde temprano a ver la vida con buen humor: Hugo Rosales, don Carmen Matheus, Concio Rivas, Rodulfo Combita , Jacinto Peñaloza, Rafael Moreno “Camello” y otros, donde nunca faltó un buen chiste y el comentario político. Cuando alguno se sorprendía verlo entre aquel grupo del buen humor, riendo y echando chistes, les respondía: – en la Iglesia soy el sacerdote consagrado a Dios, pero en la calle, soy tan terrenal como lo son........© Diario de Los Andes
