Aníbal Nazoa y la mordaz crónica: “Puerta de La Puerta”, 1981 / Por Oswaldo Manrique
El humor, en sus distintas manifestaciones, desde las más finas elaboraciones y ocurrencias, hasta las más tontas o intrascendentes, nos proporciona un encantador placer, que agrada nuestras vidas. Así nos riamos levemente o nos carcajeemos a mandíbula batiente, eso nos reconforta, por eso, cuando es irreverente a los personajes y círculos de poder o se basa en una crítica o cuestionamiento a la cotidianidad de la gente, o a su espacio y hábitat, lo valoramos como algo muy propositivo.
Cuando en las crónicas, leemos sobre nuestras realidades urbanas o rurales, nos mueve el interés, porque comporta una idea, una proposición, detalles, rendijas o cómo se la imagina el cronista-humorista, que nos........
© Diario de Los Andes
