Un huevo
Huevos duros, moles, pasados por agua, a la benedictina, fritos, rellenos, revueltos, escalfados… Existir sin huevos no sería lo mismo. La vida tendría menos proteínas y más pusilanimidad. Y no es cuestión. Preferible el término medio, aunque haya nutricionistas de postín que brinden felices con champán y dos huevos al día. Resulta que ahora la yema y el cuidado del colesterol son compatibles, como tantas cosas que antes no y en la actualidad sí. Renovarse o morir. De todas formas, nos tomamos el pasar de los días demasiado en serio. La realidad cuando menos te lo esperas te revuelca. No hay tu tía.
Mientras llega San Martín, hidratar la piel con aceite ayuda a combatir las arrugas, a barrer el polvo del trayecto. El anillo y su piedra, por su parte, viven (un decir) al margen de las inclemencias. Serán una joya eterna. No obstante, ante la duda, huevina. El huevo líquido pasteurizado........
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