Metrotenerife
Cada vez viajo más a disgusto en el Tranvía de Tenerife. Será la edad. Será la mala educación del ganado. ¡Ay! Sufrido tránsito que soporta la ordinariez provinciana. Atrás quedan soplos de vanguardia y efervescencia cultural. Poco queda de la revulsiva primavera de versos atlánticos entre Santa Cruz y Tacoronte.
El erial contemporáneo rezuma grosería en movimiento. La basteza viene y va en vagones gratuitos. Exasperan las conversaciones telefónicas a troche y moche, los dramones y chismorreos. Irritan los seres humanos de cualquier edad que comparten el audio del teléfono móvil: contenido basura para cerebros vacíos, música electrónica, rap, trap latino o reguetón: “To’ los hombres somo’ iguale’ / Solo queremo’ montar en un MacLaren / Dinero, mujere’ y abdominale’ / Sé que te duele, pero, baby, es la verdad” (Quevedo). Pululan, además, ejemplares que utilizan auriculares, pero el decibelio alto (asistimos........
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