Geopolítica: ¿El final de la “revolución” conservadora?
Elon Musk y Donad Trump acaban de romper su alianza política. Eso quiere decir que en solo cuatro meses la propuesta conservadora de gobierno que surgiera en medio del ascenso del maguismo ha hecho aguas. En la concepción de poder de esta administración había dos cabezas visibles. Musk era el emporio que unía tecnología de la cuarta revolución industrial con los planes neocoloniales incluso de proyección hacia el planeta Marte; Trump, el hombre que iba a llevar adelante el tan mencionado proteccionismo de lo nacional y que debía, según ellos, conducir a un resurgimiento económico de los Estados Unidos.
La realidad ha sido muy diferente y tiene que ver con la inviabilidad de los métodos para reconstruir el tejido del poder norteamericano tanto interno como externo. La sustitución de la economía de una superpotencia por otra se ha dado gradualmente y de manera estructurada, por lo cual retraer la historia no era cuestión de una política inmediata. El mesianismo de los maguistas en torno a Trump les hizo creer que una persona que supuestamente era exitosa como empresario iba a diseñar un gobierno alejado de las políticas de género y la retórica para llevar al país a su bonanza de hace treinta o cuarenta años.
Eso no sucedió no solo por la incapacidad de las medidas de Trump, sino porque es imposible desde el punto de vista del realismo geopolítico. El mundo ha cambiado y no se puede prescindir de una estructura de comercio internacional que funciona a partir de estamentos ya engranados unos con otros. Pretender que de la noche a la mañana Estados Unidos vuelva a ser el centro global exportador y no solo un mercado con ventajas era de un infantilismo propio de masas aleladas por una propuesta irracional, manipuladora.
Más allá del escándalo en las redes sociales y de los egos que han empezado a chocar, lo que hay que tener en cuenta desde cualquier análisis serio es que tanto Musk como Trump representan el mismo proyecto de poder. No existen diferencias en lo esencial, solo que tal cosa es contradictoria en su viabilidad. El interés de clase de restaurar el imperio está en las antípodas con el conflicto existencial del propio Estado Nación norteamericano y coloca en crisis los estamentos ideológicos que atraviesan el liberalismo y el republicanismo. Vance lo ha dicho: estamos en una época postliberal y ello quiere decir que hay formas que antes se respetaban en cuanto al estilo de gobierno que ahora no se contemplan, porque en las crisis la esencia es lo que prevalece. Y ahí salta el interés de autoconservación de la oligarquía.
Entonces, ¿qué explica este choque entre pares de la misma clase? Los intereses económicos. La política de aranceles de Trump no solo ha sido torpe e irracional, sino que comienza a afectar importantes gananciales a nivel corporativo. Ante esto, la respuesta del ejecutivo a los empresarios es que ellos deben asumir el costo de las subidas de precio en el comercio mayorista sin que se recargue tal cosa a los usuarios minoristas. En otras palabras, Trump les pide a los capitalistas que se inmolen en su nombre y que no traspasen la crisis a........
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