Esto también es amor…
Una mirada llena de desprecio fue la respuesta de aquella señora a la pareja que subió de la mano a la guagua en la que viajaba de regreso a casa. Bastó ese gesto, acompañado de susurros y labios fruncidos, para recordar que, en esta sociedad, el amor sigue siendo un privilegio condicionado para algunos.
Tal vez aquella pareja ya había caminado antes sin temor, o tal vez cada paso de la mano seguía siendo una pequeña batalla contra la inseguridad. Solo ellas lo saben. Pero lo que quedó claro en ese instante es que la libertad de amar aún se enfrenta al peso de los prejuicios.
Las reacciones en la guagua no fueron distintas a las que se repiten en calles, plazas y reuniones familiares: miradas........
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