Mi amiga la vida
¡¿85 años?! Waooo… ¡Tú sí que has vivido!”, le suelta la amiga Isabel Reina en un arranque empático a una de las tías de Jorge, a quien finalmente logramos secuestrar para que viviera con nosotros.
La nueva inquilina del manicomio reglano, como nos describe Isa, es una campanita de felicidad. Fue maestra relojera (60 años de trabajo en Santa Clara), y en ese oficio desarrolló una concentrada tranquilidad que esconde la tremenda energía y resiliencia de la doña, su capacidad de superar obstáculos, su fuerza y cariños conservados con virginal disposición.
Miriam es su nombre y Riquísimo su apellido: no hay plato malo ni pan duro para esa bendecida boca; no hay barrera que no salte ni vuelo que no emprenda. Hasta yo, que huyo de la cocina como el diablo de la cruz, disfruto prepararle sopas, croquetas y postres, sobre todo porque le encanta colaborar y me alivia muchas de las faenas más tediosas.
«La vida es acumular años», dice a la tía la invitada en tono filosófico, y casi le suelto algo que escribí de joven, pero Isa salta de un tema a otro como mariposa con hipo mientras se........
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