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La dictadura de la vulgaridad

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02.10.2024

Una peligrosa guerra se libra en lo simbólico, en el terreno de las ideas, la política y la psicología.

Ellos se han tomado la potestad de oficializar los conceptos. Dicen al mundo qué es dictatorial, qué está bien y qué está mal. Al estilo Göebbels, de tanto repetirlo por diferentes canales, la gente lo asimila sin detenerse al planteamiento de: ¿Y por qué así?

Ya desde la Guerra Fría, el país que quiso hacerle creer al mundo que había derrotado al fascismo, - no siendo así-, empezó a imponer una dictadura invisible aunque a veces no tanto, sobre qué pensar, qué hacer, cómo razonar, qué consumir y a fin de cuentas: cómo ser.

Y aquel que no quiera obedecer a la imposición, es satanizado y lo más bello que hacen con él es llamarle terrorista o patrocinador de ello.

Lo que efectúa este imperio con el mundo es sin más una muestra de neofascismo. Un fascismo que muta con los años y se va adaptando a las sociedades y al contexto para perpetuarse junto al capitalismo que le hace el juego y se usan mutuamente. Junto a la mediocridad.

Con el plan Cóndor gestaron un laboratorio en países de Latinoamérica. Formaron gobiernos títeres con unas fuerzas armadas especializadas en la represión del pueblo y en el mantenimiento del poder del ejecutivo, pero totalmente inútiles en materia de defensa. No preparadas por ejemplo para invasiones militares, pero si lo pensamos un poco, ¿quién podría invadir militarmente sino los Estados Unidos? Y en caso de que así fuera, unas fuerzas armadas débiles en este aspecto siempre les convendrían.

Jamás darán una puntada sin hilo. El fascismo es enemigo de los pueblos, de la gente. No de los gobiernos.

Intentan perpetrar planes en otros países para que si resultan, puedan expandirlos a otras latitudes. Es Venezuela en palabras de Diosdado Cabello un ejemplo de ello. Lo que intentan hacer con ella, los planes de subversión que alientan, la maquinaria sucia contra su gobierno, no es ni más ni menos que una continuación de la “escuela de las Américas”, queriendo que el pueblo se asesine y se mate entre él. Así lo enseñaron y así siguen queriendo que sea.

Antes no le llamábamos fascismo pero ¿acaso no lo es? Nos ha tocado una época en la que nos han enseñado cómo era el fascismo pero no la capacidad para ver lo que es ahora. O lo identificamos a tiempo en cada manifestación, o acabará siendo demasiado tarde en muchos de los casos.

Debemos estar preparados para el contexto actual. No se resuelve un problema ahora con la misma metodología que hace cincuenta........

© Cubadebate


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