Dioses enfermos
Mientras Donald Trump persigue a niños de piel oscura y prepara Guantánamo para convertirlo en una gigantesca cárcel para personas inmigrantes, su socio, su bro, su colega listo Elon Musk vive obsesionado con la idea de que el ser humano se convierta en inmigrante en Marte. Lo explicaba hace unos días en el programa de Iker Jiménez –buen signo de estos tiempos que aquello con lo que antes nos echábamos unas risas sea hoy fuente de información política– Varsavsky, íntimo amigo de Musk afincado en España. Propagandista de la ultraderecha, millonario y propietario de un imperio de clínicas reproductivas, el tipo le contaba a Iker –amigo, esclavo y siervo de todo lo que huela a millonarios jugando a ser dioses– el proyecto común que Musk y él se traen entre manos. Elon y yo estamos de acuerdo en que necesitamos un plan B alternativo a la Tierra y eso se llama Marte, decía, porque el riesgo de guerra nuclear, grandes........
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