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De rodillas frente a Chile

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05.01.2025

Tengo atravesada en el pecho la más fuerte interjección que pudo emitir mi bisabuelo agonizando frente al joven oficial chileno que lo conminó a rendirse para evitar rematarlo. “Que se rinda su abuela, ¡carajo!”, alcanzó a balbucear Eduardo Abaroa en 1879 con 11 tiros en el cuerpo, vomitando sangre.

Aquel fue un acto de dignidad patriótica. Y no fue el único. Cientos de miles de bolivianos han sembrado el suelo patrio con sus vidas en el campo del honor, antes de rendirse sumisos ante el enemigo. Desde la batalla del Alto del Alianza donde jóvenes indígenas paceños –los Colorados de Bolivia– murieron ensartados por la bayoneta enemiga, pero caídos sobre el cadáver chileno, en un desesperado ultimo reflejo vital.

Hoy, en contraste, veo avergonzado e indignado en mi rol de excanciller de la República a un jovenzuelo, mal vestido y peor enterado del significado de aparecerse en Santiago de Chile, con su Ministerio del Interior de represión, abdicando principios de convivencia diplomática y asumiendo compromisos grises, para vergüenza y humillación de Bolivia.

El acuerdo que Eduardo Del Castillo acaba de firmar con Chile, a través del cual Bolivia ha aceptado que migrantes de terceros países que hayan pasado la frontera de manera irregular (sobre todo venezolanos) sean devueltos a nuestro país, junto a migrantes nacionales que también lo hubieran hecho, es incomprensible. ¿Acaso nos conviene que retornen los venezolanos a Bolivia, un país en el que no quieren quedarse? ¿Cómo Bolivia podría hacerse cargo de semejante responsabilidad con la profunda crisis en la que se encuentra? ¿Construiremos........

© Correo del Sur


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