Reverdecer de El Palmar
Una familia reta a la naturaleza en Pinar del Río y hace resurgir un patio de referencia municipal, cuyas riquezas arrebató hacer dos años un huracán
Aún no amanece y Selustiano se levanta de la cama por última vez en la noche. Antes lo hizo par de veces en la madrugada y le dio las acostumbradas vueltas a la parcela.
En el patio Damarys y Selustiano cultivan plantas medicinales y aromáticas. / Ricardo R. Gómez RodríguezAl poner definitivamente pies en tierra, el hombre se para en la puerta trasera del rancho y mira lejos, hacia el lugar que un día justificó el nombre de la finca El Palmar, donde una hilera del árbol nacional era despeinada de forma constante por la brisa, hasta que el huracán Ian se la llevó y cambió hace dos años el paisaje para siempre. Arrancó las palmeras, devastó las plantaciones, destruyó los surcos, el organopónico y, lo peor de todo, arrastró consigo la casa.
De ella solo queda parte del techo de guano, que hoy yace a un lado de la parcela de 5.25 hectáreas, como si se tratara de un “vara en tierra”, nombre dado en los campos cubanos al refugio contra ciclones, pegado al piso y ausente de paredes.
El sueño de Selustiano Rodríguez Baullosa es grande; reta nuevamente a la naturaleza y quiere terminar de levantar la vivienda, que bloque a bloque va tomando forma, a pesar de los altos precios de los sacos de cemento comprados con los pocos ahorros, aunque el piso siga siendo de tierra y las ventanas sean solo un hueco sellado por tablas.
Poco a........
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