Juan Abrantes, soldado de la unidad
El Che solía llamarle «el bravo comandante unitario”; mientras Camilo, quien también se preciaba de ser su amigo, convocaba a buscar ejemplos en su vida dignos de imitar
Por. / Pedro Antonio García*
En el extremo derecho de la foto, detrás de Fidel, durante la neutralización de la conspiración trujillista (agosto de 1959). / Autor no identificadoPara el coronel retirado de las FAR Ricardo Varona, subalterno suyo en la lucha guerrillera contra la tiranía batistiana: “hay quienes son jefe nada más, Juan Abrantes era un compañero jefe. Contigo conversaba, se reía, cantaba, discutía de cualquier tema, podías expresar tu opinión, él daba la suya y ahí quedaba la cosa. Pero a la hora de la disciplina era muy exigente. También daba el ejemplo, no rehusaba el combate contra el enemigo, siempre en la primera línea”.
Quienes le conocieron lo recuerdan de fácil risa, un gran humorista, siempre con un chiste o una ocurrencia a mano. Tenía el pelo rizado y la piel trigueña, tal vez por ello alguien le apodó el Mejicano. Evaristo Marcilla, compañero de armas en el lomerío, una vez le preguntó: “Oye, ¿de qué parte de México tú eres?”. Juan exhibió su más amplia sonrisa: “Guajirito, yo soy cubano y tan cubano como tú”.
De una gran calidad humana debió ser para que Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos se preciaran de su amistad. El Señor de la Vanguardia llegó a afirmar: “En su vida hay que buscar ejemplos que imitar». El Guerrillero Heroico, por su parte, solía llamarle “el bravo comandante unitario” y le calificó de “soldado de la unidad revolucionaria […] Su epitafio de héroe será la victoria final del pueblo”.
Cocó
El mariscal de campo del equipo de fútbol americano de la Universidad de La Habana. / Autor no identificadoAunque aparecen grandes contradicciones en las biografías suyas publicadas, en cuanto al lugar y fecha de nacimiento, todos coinciden en señalar a La Habana como su ciudad natal y que al morir (1959) contaba con 24 años de edad. Según declaró públicamente su sobrino Héctor Figueredo, “cursó........
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