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Llamadas y conexión en la cercanía

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06.06.2025

Ante los recientes anuncios hechos por la empresa telefónica de Cuba, ETECSA, enseguida proliferaron comentarios de muy diversa índole. Aquí no se intenta rozar las perspectivas que el articulista estima acertadas ni —mucho menos— revolver el chapoteo que se hizo notar con chillidos ajenos al sentido de responsabilidad y, como suele ocurrir en casos como ese, a posiciones revolucionarias.

¿Será necesario insistir en que las fuerzas empeñadas en ver despedazada a Cuba se agarran de todo cuanto puedan manipular —o lo inventan— para desprestigiarla a ella y a sus afanes de mantener viva la Revolución? Aunque proceda estar saliendo al paso de quienes, a veces con poses de “neutralidad”, se regodean en lo que pudiera asfixiar a Cuba, quizás sea más productivo procurar que todo se haga del mejor modo para satisfacer al pueblo que la sustenta y la defiende, sin facilitar asideros a la jauría rabiosa.

En cualquier lugar y en cualquier circunstancia —máxime cuando, como en Cuba, la hostilidad imperialista y la crisis económica mundial, con las que se agravan las deficiencias internas, ponen en peligro la supervivencia misma de la nación— toda empresa necesita asegurarse los fondos que le permitan funcionar y desarrollarse, y para eso debe empezar por existir. Sobre todo si se trata de una empresa cuyas ganancias deben invertirse no solo en ella misma —lo que ya es bueno—, sino en satisfacer también otras necesidades de la nación.

Desconocer tal realidad, o proponerse ignorarla, y negarle ese derecho a ETECSA, objeto directo de la múltiple guerra imperialista contra Cuba, puede venir de la insensatez, la bobería o las peores intenciones. Otra cosa es cuidar cómo se asume ese derecho, sin incurrir en el modo súbito del anuncio de ETECSA, lanzado sin previo diálogo con las masas y sus organizaciones, y sin la campaña comunicacional propia de un proyecto político signado por la búsqueda de lo que aún no se ha conseguido —al menos no plenamente— en ninguna comarca del mundo: edificar el socialismo.

Ese es un proyecto al que no le basta defender la justicia social y el bienestar del pueblo: debe ser democrático de veras para ser auténticamente popular, no como los modelos políticos que capitalizan la opresión y las desigualdades mientras se anuncian como paradigmas democráticos.

Entre los comentarios aludidos, alguien en las redes sociales recordó que, con todos sus méritos y la autoridad que le daba su aceptación en el pueblo, Fidel Castro pronunció un discurso de cuatro horas para explicar la necesidad de subir el precio del paquetico de café mezclado que entonces, y hasta hace algún tiempo, fue parte de la canasta básica. El Líder de la Revolución es irrepetible, y por eso mismo es necesario mantener vivas sus enseñanzas.

En el tornado de los comentarios se hizo sentir una fuerza que revalida grandes momentos de la mejor tradición nacional: la actitud de la FEU, que ha dejado clara su posición contra los ardides del enemigo que intenta manipularla. Todo colectivo humano es heterogéneo, pero no hace falta ni es aconsejable idealizar a esa organización para apreciar que se ha mostrado como el alto exponente que es de la verdadera Cuba joven, fiel a su historia. Esa fidelidad no se afirma con el apoyo a cualquier medida que se dé por revolucionaria, sino con el coraje y el pensamiento crítico indispensables para........

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