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“Por decir lo que pienso”

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25.04.2025

Conversar con un sabio como José Manuel Cortina es elevarse a otro nivel

Tenía 17 años cuando una lesión le impidió seguir subido en el box. Jugó en la inicial con Vegueros un par de temporadas más. Su paso por el deporte activo fue fugaz. En cambio, la vida le tenía reservada una gran sorpresa.

Ha puesto a tino el brazo de muchos consagrados durante varias generaciones: Julio Romero, Reinaldo Costa, Rogelio García, José Ariel Contreras, Pedro Luis Lazo, Raidel Martínez, Danny Betancourt, Jesús Guerra y Carlos Yánez, entre otros.

Ha trabajado dentro y fuera de Cuba. Una pelota firmada por Mariano Rivera a quien, durante su trabajo en Panamá, inició en el pitcheo y que fue considerado luego el mejor cerrador de todos los tiempos en las Grandes Ligas, da fe de su crédito internacional.

El dorsal 42 que usó Rivera fue retirado de los Yankees de Nueva York tras el final de su prestigiosa carrera: cinco veces campeón de la Serie Mundial, 13 seleccionado para el Juego de las Estrellas, líder en salvamentos de por vida con 652, miembro del Salón de la Fama desde 2019 por votación unánime.

“Dicen que vale 800 000 dólares, pero se equivocan. No tiene precio, porque es mía. Él me la regaló”.

Así me dijo, sentado en la sala de su ventilada casa, el autor de Cortinazos: anécdotas de un apasionado del béisbol, un libro sin editorial. Por fortuna, con mucha luz natural, una suerte en tiempos de tantos apagones. Justo ahí tiene la Rawlingscon dedicatoria personal, en un improvisado altar, rodeada de fotos de familia y, aunque dice que nunca toma, hay botellas de bebidas alcohólicas que le han obsequiado.

Antes de visitarlo, le escribí por WhatsApp, pero de ello hablaré más adelante.

Cortina está pleno de ganas de seguir aportando.

Hay que contar con él

No quiero pasar por alto que Cortina es una gran persona. Lo supe por su manera de hablar. Lo hace desde el alma. Posee un incalculable conocimiento de béisbol.

Entrenó al staff de lanzadores del equipo Forestales entre 1973 y 1983. Laboró al lado del padre del pitcheo pinareño, José Joaquín Pando, y de otros maestros como Juan Ealo, Ramón Carneado y Conrado Marrero.

Su cultura es tan amplia que puedes hablar con él de cualquier cosa. Siempre se te hace ameno e interesante.

En la medicina deportiva posee una gran fortaleza. Aunque afirma no conocer nada de eso. “Solo sé lo que produce la fisioterapia en los planos musculares. Le doy un tiempo para que retornen a la normalidad y ahí empiezo con el fortalecimiento de la zona dañada. Solo he sido un buen observador”.

En 2023 recibió el Premio Especial por la Obra de la Vida José Yáñez Ordaz, que otorga el Inder a prestigiosos científicos vinculados al deporte.

Sin embargo, en varios momentos le han desplazado a un segundo plano.........

© Bohemia